jueves, 1 de agosto de 2024

Albania. El teléfono. Mayo 2024

Uno de los 300 burek que comí            
 Albania. El teléfono.
Las conversaciones familiares, las discusiones que hace unos años tenían lugar en la intimidad de un domicilio, raramente en la calle, ahora, desde la aparición del teléfono móvil, se han externalizado. Yendo por la calle se puede asistir a conversaciones privadas que sacan lo colores, a manopleos al viento del que todos los caminantes, al que no ve quien los produce, somos anónimos receptores. A un lado una declaración de amor, al otro una adolescente llorando desconsolada mientras pide, se supone que a otro muchacho, que no la deje.
No todo el mundo tiene teléfono móvil, pero la percepción es de que todos al menos tienen uno ya sea en un país pobre o en uno rico. He visto a pobres con un cartel aceptando limosnas por bizum y para ello tenían allí su número de teléfono escrito en un cartón junto al lamento correspondiente; soy padre de cinco hijos, se ha muerto mi esposo, no encuentro trabajo,...
Al ver una antigua y al parecer con escaso uso de una cabina telefónica en las calles de Tirana me ha venido los recuerdos de cuando se hablaba con la familia, con la novia o los amigos, de cara a la pared y poniendo una mano tapando la boca para que ningún paseante pudiera interpretar tus intenciones.

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