Templo de Sava.
Serbia. 23/09/2018
La casualidad me
llevó a que fuera el domingo el día que me acercara al templo de
Sava. Detrás de una boda se celebraba otra. A cada una iban los
novios, si no mal, y la cohorte de invitados. Luego había una banda
de músicos, parecidos a una charanga que rodeaban a algún invitado,
le ponían la cabeza como un bombo y no se iban hasta que no soltaba la pasta. Así estaban de boda en boda, de aspecto agitanado me
recordó a los participantes que he visto en vídeos en el festival
de Guca, también en Serbia.
Todavía están
construyendo el templo y el interior, donde está la cúpula más
alta de una iglesia ortodoxa, así lo venden, no pude entrar. El
exterior, que sí que está acabado es de mármol blanco y la cripta
resulta deslumbrante por sí misma, y más aún porque se accede por
una sala que está medio en obras. Se bajan unas escaleras y aparece
a la vista una sala grande, de mármol, de iconos dorados,
resplandeciente que me hicieron tener deseos de afiliarme a la
religión de los serbios ortodoxos.
Al salir de la
iglesia me esperaba la sorpresa de un espectáculo de música serbia
en el que participaba un cantante que debía ser el Manolo Escobar
local. La gente se sabía sus canciones y luego lo vi en otros
lugares anunciado en fotografías.
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