La comida. Serbia
22/09/2018
De este restaurante me tuve que salir sin comer por ser incapaz de comuni- carme con el camarero. |
Con estos serbios,
yo que estoy muy enseñado, me como todo lo que me ponen. Lo que no
sé es lo que me van a poner. Sí que es cierto que en los
restaurantes tienen carta en inglés, pero yo que suelo ir a tabernas
y lugares donde van los del pueblo, me resulta más difícil saber lo
que voy a comer. En Zemun descubrí que había una especie de menú
del día. Lo pedí y yo que no suelo comer carne, me comí como un
bendito las salchichas que me sacaron de segundo. Se come muy bien
por muy poco dinero.
Para no llevarme
sorpresas abuso de los puestos callejeros, que ofrecen una comida muy
buena y muy barata. Como nadie me explica el contenido, me he comido
berenjenas seguidas de un dulce y un trozo de pizza que era lo único
que me resultaba familiar.
En este puesto callejero tuve la oportunidad de comprar jinjoles. |
Lo que nosotros llamamos beicon, aquí le llaman panceta. Qué curioso. |
También compro
comida preparada en los supermercados y luego me la como en casa. Es
barata y muy buena. En un supermercado, la tendera me debió ver la
cara de pardillo y cuando le señaló lo que quería, me miró y en
inglés me dijo: ¿pero sabes lo que te vas a comer? Yo mirándole a
los ojos como un niño que ha cometido una pequeña pifia, moviendo
la cabeza le dije que no, me explicó el contenido y entonces
sonriente le dije: “Ah bueno, entonces sí”.
Después de la comida que no falte el chai (té) con leche. |
Otra forma de comer
es ir a los restaurantes donde venden la comida cocinada a peso. Ves todo
lo disponible, vas señalando lo que quieres y la cantidad, te lo van
pesando, te lo sirven en un plato, pagas exactamente por la cantidad
pedida y a la mesa a comer.
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