Sergio, Mikel y Markel a su llegada a Santiago. Unos campeones. |
Ya hacía un buen rato que había
llegado al albergue de San Vicente de la Barquera cuando llegan tres
chicos vascos en torno a los veinte años. Llegaron exhaustos, como
derrotados pero con la satisfacción de haber superado el reto de la
etapa. Imaginé que había sido una etapa muy larga, pero resulta
que habían pedaleado menos kilómetros que yo, que no se habían
parado ni a comer, ni a ver nada para no perder tiempo y que llegaron
varias horas después. Además eran jugadores de fútbol regional en
el País Vasco, procedían de Getxo. Tal era su escasez de fuerzas
que no tuvieron valor de bajar desde el albergue al pueblo, una
empinada cuesta, para comprar comida. Su única cena fueron unas
manzanas que les ofrecí y unos restos de una bolsa de patatas fritas
que les dieron unas chicas. Nos despedimos porque dijeron que se
levantarían tarde. Pero como el hospitalero encendió las luces
pronto y su estómago estaba maltrecho aún nos vimos por la mañana
en el desayuno.
El día que llegaba a Santiago pensé
en ellos imaginando que aún no habrían llegado a Asturias, pero
cuál fue mi sorpresa cuando estando paseando por la tarde junto a la
catedral los veo que acababan de llegar. Estaban exultantes, habían
superado todas las dificultades y habían llegado el mismo día que
yo. Malas, muy malas, mis previsiones. Para hacernos una foto los
cuatro juntos buscamos a la chica más guapa que había por allí,
pero algo no funcionó porque la foto no quedó impresa en la memoria
de la cámara. Nos despedimos nuevamente. Pero sin saberlo era una
despedida provisional, por la noche volvemos a estar en el mismo
albergue y aún tuvimos un rato de cháchara y hasta de recordar el
albergue de San Vicente
antes de acostarnos.
Sin duda nos volveremos a encontrar.
Tantas casualidades suelen ser el comienzo de algo más largo.
Quizás alguno sea hijo de un amigo. Ya veremos. Esto me suena a un
encuentro dentro de unos diez años en un lugar ajeno a las bicis. Lo
escribiré.
Muchos recuerdos al volver a leer el artículo, han pasado casi 3 meses y parecer ayer cuando cogí la bici dirección Santiago.
ResponderEliminarLa verdad es que al recordar el camino siempre recuerdo los buenos momentos, como la llegada a San Vicente de la Barquera, donde conocimos al hombre que nos dio de cenar y una palmada de ánimo para llegar al destino que nos unía a todos en aquel momento, nada más que llegar a Santiago.
Por nuestra parte, después de la llegada a Getxo a ninguno se nos ha ocurrido volver a coger la bici, quizás por el sufrimiento de las cuestas y el sacrificio de los 9 días.
Por otro lado, ya estamos pensando en el camino del año que viene, la vía de la plata.
Espero que por tu parte sigas disfrutando de los viajes que nos contabas y que no dudo que nos volverás a contar, como bien dices, quizás de aquí a pocos años.
Un saludo amigo, Markel.