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Mi boda en Bucarest. Todos contentos. |
Las bodas. Rumanía,
Moldavia. Septiembre 2019.
Hace muchos años estando en
Roma en la Fontana de Trevi, una pareja de recién casados, con su fotógrafo
estaban inmortalizando sus primeras horas de matrimonio. En ese entorno me
pareció buena la idea de hacerme una foto con ellos. Les pedí permiso, le cedí mi cámara al
fotógrafo de la boda y quedamos inmortalizados. Desde entonces como produjo
risas y divertimento por ambas partes, en muchas ocasiones me he ido haciendo
fotos, con los mismos procederes, con recién casados en muchas partes del
mundo. Siempre compartiendo, primero la extrañeza de los novios y luego las
risas de la situación muchas veces cómica.
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Mi boda en Constanza junto al mar Negro. |
Estando en Bucarest en un
poblado étnico, había una boda que desplazaba, además de los fotógrafos, a una
buena cantidad de invitados impecablemente vestidos para la ocasión. Tanto
llamaban la atención que muchos turistas los fotografiaban. Me dije, esta es mi
boda en Bucarest. Les pedí permiso a los novios para posar junto a ellos y
parte de los invitados, me lo dieron entre risas. El fotógrafo que estaba
pendiente de la cámara, las luces y el encuadre no había visto mi negociación y
cuando levantó la vista para hacer la foto me descubre que estoy posando junto
a los novios. De forma airada me dice que me vaya. Le dije que me iba a hacer
una foto con el permiso de los novios y que además me la iba a hacer él. Y así
fue. Entre risas también otros turistas fotografiaron mi ocurrencia.
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Mi boda en Chisinau. Moldavia. |
Luego en Constanza, me hice
otra foto con una pareja desangelada. Sólo estaban los novios y un niño que
deduje era la aportación de uno de ellos al matrimonio. Posé con ellos con el
Mar Negro al fondo. Días después en Moldavia me incorporé a la comitiva de otra
boda y volví a posar. Siempre las fotos me las hace el fotógrafo de la boda,
así que si salen mal es culpa de un profesional. En la boda Moldava quedaron
muy sorprendidos de mi petición. Los invitados que estaban alrededor miraban
con asombro sin entender mucho lo que pasaba. Después de la foto estallaron en
risas y yo me fui dándoles las gracias mientras ellos seguían riendo. Me iba
girando y seguían riendo.
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