Medio maratón.
Serbia 30 septiembre 2018
No había ido a
Serbia a correr medio maratón, pero casualmente, durante mi estancia
había programado uno, así que me apunté.
Generalmente cuando
me voy a alguna carrera nadie me dice nada. Salgo de casa, corro y
vuelvo. Entonces mi hija me pregunta ¿Y? y es cuando le cuento cómo
me ha ido y lo que me he cansado.
En la casa donde
vivo, además de los dueños, que ahora se han ido a casa de los
padres de ella, hay un norteamericano y una alemana. Los dueños, el
norteamericano y la alemana me han deseado suerte en mi carrera.
Incluso el americano, cuando ha escuchado que me había levantado
para irme a correr, se ha levantado para desearme suerte. Es todo un
acontecimiento sentimental en mi vida de lobo estepario.
Los serbios no
corren mucho, porque haciendo un mal tiempo he quedado el 71 de entre
unos 800 corredores y en mi categoría de anciano el primero.
De la carrera guardo
dos detalles. Uno es que siendo yo que soy antinacionalista, en las
carreras saco de mi bolsillo la bandera de España y la levanto en el
último o dos últimos kilómetros. He sido jaleado, por el poco
público que había y he escuchado gritos a favor de España. Soy patriota en oposición a nacionalista.
El otro detalle es
que a mitad de carrera, más o menos, que discurría por el Nuevo
Belgrado, había tres abuelas que posiblemente estaban esperando a
que pasáramos los corredores para cruzar la avenida y al verme han
gritado entusiasmadas “Bravo (luego algo que no he entendido)
generacie”. Me ha quedado claro que se alegraban de que hubiera un
corredor de su generación. Me han seguido aplaudiendo y jaleando
entusiasmadas hasta que me han perdido de vista. Yo les he
correspondido con sonrisas y saludos. El anciano lobo estepario
corriendo.
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