Todos los días te quiero y
no me acuerdo. Moldavia. Septiembre 2019.
Hay veces que surgen frases
hermosas por casualidad, pero que ya quedan en la mochila de los recuerdos para
toda la vida.
Nada más llegar a Chisinau,
era por la mañana y una mujer me ofreció un periódico de propaganda política.
Le dije que era español. Al día siguiente, en el mismo lugar, que era donde
tomaba el trolebús, me lo volvió a ofrecer y le dije que era español. Se
disculpó. Nuevamente, esclava de su rutina, me lo volvió a ofrecer al día
siguiente en el mismo lugar. Le volví a decir que era español y entonces en un
español muy torpe me dijo: “Todos los días te quiero y no me acuerdo”. En
realidad no me quería todos los días, sino que todos los días me veía, pero con
una sonrisa de amor no correspondido empaqueté su frase original en mi
equipaje.
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