Moldavia. El pope
pedigüeño. Septiembre 2019
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El pope contando el importe de las limosnas |
Cuando estuve en Jerusalén
me llamó la atención que judíos ultra ortodoxos con buen aspecto y ropa limpia
y en buen estado, estuviera pidiendo limosna. En Chisinau sólo me he encontrado
a un pope pidiendo, eso sí casi todos los días en lugares distintos. Me llamó
la atención al verlo desde lejos, pero más al acercarme y ver con qué avaricia
contaba una y otra vez los billetes que le habían dado.
Me acordé de mi infancia cuando curas y frailes iban
por las casas pidiendo dinero. Más concretamente de una historia que me contaba
mi madre; cerca de la casa donde vivíamos estaba la fábrica de aceites Gaibar.
Al frente estaba el tio Antonio (las dos palabras deben leerse juntas y sin
acentuarse), se acercó un fraile con una lata vacía que pretendía que el tio
Antonio se la llenara de aceite. El fraile le dijo: “buenos días nos dé Dios”,
tendiéndole la lata para que se la llenara y el tio Antonio, sin coger la lata
le contestó: “buenos y malos, de todo nos da Dios”.
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