Los perros. Moldavia.
Septiembre 2019
No es un perro, ni callejero. Es un gato
doméstico que se metió en mi habitación. Yo
creí que era de la casa, pero no. Era de un
vecino y al verme llegar con pinta de guri
se hizo mi amigo.
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Cuando pienso en Atenas
primero recuerdo a los cientos de perros callejeros que van en bandadas y luego
del Partenón. Cuando me acuerdo de Santiago de Chile también me viene a la
memoria el recuerdo de sus perros callejeros, esta vez sarnosos. Chisinau también
va a formar parte de mi recuerdo de perros callejeros. No son excesivos pero se
les puede ver por todas partes. Son pacíficos, bien cuidados, porque vi a
vecinas que les llevaban comida, y van en cuadrillas de amigos, formando parte
de los paseantes que van de un lado a otro y se tumban de vez en cuando.
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