miércoles, 1 de febrero de 2012

El alemán del Este

Haiku el fugitivo. Apasionante su vida. 
Hoy tocaba excursión. La organizaban los alemanes. Lo que a priori es una garantía de éxito. Yo no sabía dónde me iban a llevar, pero imaginaba que ellos sí lo sabían. Habían contratado un taxi. Cuando ya llevábamos un rato de camino Martina se pone a discutir el lugar al que nos dirigíamos porque según Martina era uno y según el chófer le habían dicho otro. Mientras se aclaraba dónde íbamos el conductor seguía haciendo kilómetros. Al final nos ha llevado donde él ha querido. Eran unas cascadas, mejor unas cascadicas. Cuando volvíamos me he encontrado con unos valencianos, ¿merecen la pena? El Parrizal de Beceite es mucho mejor. Ya nos lo imaginábamos.
Enseguida te ofrecen guías, que lo único que hacen es decirte algo así como ojo que resbala, porque no tiene pérdida. Pero así se ganan sus dírhams. Formas de sobrevivir.

Durante la excursión Haiku (no sé cómo se escribe) uno de los alemanes de la peña nos ha contado una parte de su vida.
Mis amigos alemanes que me sacaron de excursión.
Nació en la Alemania del Este en tiempos del comunismo. A los 17 intentó fugarse del país. Lo pillaron. A los 23 lo volvió a intentar y entonces ya lo metieron en la cárcel. Lo condenaron a seis años y ocho meses de trabajos forzados. Cada día estaba trabajando doce horas en una mina de carbón y el resto en la cárcel. Un día escucha que diez alemanes habían logrado llegar a Hungría y no los habían devuelto a Alemania del Este. Haiku se dijo, yo he de estar entre los cien primeros. Así que sobornó a unos guardias, consiguió ropa de calle y se fugó. Tuvo que atravesar un río hasta llegar a Polonia, cruzó Polonia andando y en viajes parando coches hasta llegar a la frontera con Hungría. Cruzó el Danubio a nado (apenas sabía nadar) y entró en Hungría. Lo detuvieron pero se pudo refugiar en la embajada de Alemania del Oeste. De la embajada lo sacaron clandestinamente hasta el aeropuerto y de allí lo llevaron hasta la Alemania del Oeste.  Recientemente para recordar sus trabajos forzados en la mina corrió un maratón dentro de una de ellas. Hay veces que se comporta como un loco. Un loco gracioso y simpático. Pero todas las locuras se le perdonan.

3 comentarios:

  1. Es que ese tío muy normal no puede estar... Sí, se le puede perdonar todo.

    Ya te queda poco, zagal...

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  2. qué pasa zagal?? lo tuyo es un sin parar a golpe de calcetín jajaja que bien te lo montas. sigue disfrutando. saludos

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  3. No me extraña que con lo "raro" que eres te encuentres a la gente más inverosimil por esos mundos de Dios. Qué suerte tienes supongo, porque te considero inteligente, que sabes valorar las oportunidades que te está dando la vida.
    Disfruta un poco también por mí que aunque soy un vago redomado si reconozco el saber bien de la gente.
    Saludos y suerte.
    Angel

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