miércoles, 26 de septiembre de 2012

La vuelta al mundo

Hoy comienzo una nueva aventura. Es necesario recurrir a los maratones para explicarla. Hace cerca de cuatro años decidí correr un maratón. Un único maratón. Corrí el de Siberia. Pero luego corrí el de Nueva York, luego el de Atenas y este mismo año el de Marrakech. Total que he corrido uno en cada continente excepto Australia. Me voy a Melburne, en las antípodas, a completar mi periplo vital y mundial de maratones.
Estar en las antípodas significa que puedes ir por una parte y volver por otra con el mismo  esfuerzo. Por lo tanto eso es una vuelta al mundo. Así que hoy comienzo mi vuelta al mundo. No es ni a pie, ni en bicicleta. Voy a ir tirando de líneas aéreas.
Mañana por la noche estaré en Seul, en Corea del Sur, donde voy a intentar conocer esa cultura que desde hace tiempo me atrae. Luego seguiré saltando como un canguro de un continente a otro. Pero de eso ya iré escribiendo.
Mi equipaje cada vez es más pequeño. Además esta vez parto de la idea de que iré soltando lastre. Unos pantalones me durarán hasta Nueva Zelanda, unas zapatillas hasta Chile,... O sea que igual vuelvo con lo puesto y poco más.
Es poco lo necesario y menos lo imprescindible.
Parto de la certeza de que tengo a amigos a los que todavía no conozco y que dejarán una huella en mi. También tengo otros a los que sí conozco e iré viendo en el viaje. De uno me despedí antesdeayer y hemos quedado en vernos en la Córdoba argentina dentro de un mes.
Espero que después de este periplo, en el que tendré que estar con la cabeza abajo en Australia, no se me hinche la cabeza. Pero todo puede ser.

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