¿Por qué llevo la bandera española cuando corro un maratón fuera de España?
|
Maratón de Siberia. |
No fue algo pensado. Iba a correr mi primer maratón y vi la foto de Raúl Puche, entonces un desconocido, ahora un amigo, entrando en la meta con la bandera española. Primero me produjo cierto rechazo, como suele producir a mucha gente de izquierdas. Me pregunté por qué y no había motivo. Luego me pareció simplemente plástica. Pero las formas en esto de la ideología no valen.
Así que decidí tener argumentos si decidía llevar una bandera. Y los tengo.
Me da igual llevar una bandera constitucional que una republicana. Llevaría la republicana si España fuera una república. De hecho estuve intentando, en vano, encontrar una en la que se fundiera el rojo y el morado en la franja inferior. Luego pensé que era una chorrada perder el tiempo en esa búsqueda. A veces tengo momentos de lucidez.
|
Maratón de Nueva York |
Aquí debo hacer una reflexión sobre la república y la monarquía. No soy ni republicano, ni monárquico. Los dos sistemas me la tren al pairo. Si tuviera que elegir a la fuerza, simplemente buscaría el más barato y luego les recortaría los presupuestos a una décima parte. Si no, ni elijo. Por otra parte, a muchos republicanos que parece que si España mañana fuera republicana iba a haber un cambio radical, les diré que el presidente se llamaría José María Aznar y sería el sucesor del fallecido Fraga Iribarne. O sea que más pairo. Que la justicia sea ciega, no quiere decir que también lo sean los ciudadanos.
Viajando me he dado cuenta que tenemos un régimen de libertades bastante decente, muy decente comparado con muchísimos países. Tenemos una constitución aceptable. No es la que yo querría, pero este país lo habitamos unos cuantos millones además de yo. Hay unos derechos sobre libertades, derecho a la vivienda, a los servicios sociales, a la educación, al trabajo,… que suscribo. Otra cosa es que los políticos que nos gobiernan los obvien. Pero cuando hablo de España no pienso en ellos, pienso en las gentes de España, esa camisa blanca de mi esperanza que escribió Blas de Otero.
En Atenas enarbolaban banderas españolas como una muestra de solidaridad y apoyo con los indignados españoles. Era otro símbolo de libertad.
|
Maratón de Atenas |
De forma que la bandera española, viajando por el mundo la he ido convirtiendo en un símbolo de democracia, de libertad, de respeto, de acogida, de cierta universalidad, de identificación con una cultura y una lengua,… Y lo que es más importante así lo ha acogido la mayoría de la gente con la que me he encontrado. También ha habido quien sólo la identifica con triunfos deportivos, pero también eso me la trae al pairo.
Al final resulta que mi bandera española ha pasado a ser una carpa donde se cobija mucha y muy buena gente, tanto española como de otros países, con unas ideas de respeto y libertad comunes. Yo la llevo como una bandera no excluyente. Una bandera donde caben todas, absolutamente todas las demás de todos los países y regiones. En Nueva York unos corredores llevaban la inscripción Catalonia is not Spania sobre una bandera Catalana. Pues mi bandera “is Catalonia” y Siberia y Norteamérica y Atenas y Marruecos. La bandera que yo llevo no es excluyente.
|
Maratón de Marrakech |
A Raúl Puche, en la fotografía que comentaba, le dieron la bandera un poco antes de entrar en meta. Yo como no tengo quien me la dé la llevo plegada en un pequeño bolsillo. Cuando me falta aproximadamente un kilómetro para llegar a la meta, la saco con gran esfuerzo del bolsillo y comienzo a escuchar gritos de apoyo en todos los idiomas. Son gritos de apoyo que valoro muchísimo porque son gente que llevan más de una hora viendo pasar atletas, que hace más de una hora que han pasado los mejores y cuando me ven a mí enarbolando la bandera de España, empatizan conmigo, recuerdan unas vacaciones en Canarias, o el mundial de fútbol, o a un familiar emigrante o a un amigo del Erasmus o simplemente han sido capaces de identificar los colores y el país. Y me llevan ese último kilómetro de mil ciento noventa y cinco metros en volandas, con una sonrisa de oreja a oreja y mirando a un lado y a otro a las gentes que sin conocerme me jalean.
¿Qué más puedo pedir? Con esta reflexión en todo caso cabría preguntarme ¿Por qué no la había llevado antes?
¡Ah! y me traen al pairo todas las banderas, incluida la española. No voy a derramar ni una gota de sudor, y menos una de sangre, por ninguna. Esto para los patriotas de la tierra. Mi bandera es de los ciudadanos.