jueves, 1 de enero de 2015

Cuba. El borracho redimido.


Esta es la iglesia abarrotada en una celebración
nocturna
Había decidido que esta iba a ser una noche tranquila, he paseado por lugares huyendo de encontrarme con los muchos amigos que tengo para no hacer demasiado tarde, porque mi intención era irme a casa pronto y pasar un rato leyendo antes de acostarme.

Todavía tenía una última experiencia que vivir. Primero me había sorprendido ver sobre las diez de la noche una iglesia totalmente abarrotada. He preguntado y era una misa en honor a un determinado santo del que he olvidado el nombre. La experiencia religiosa todavía no había acabado. Sigo por Cienfuegos, en calles apenas iluminadas y escucho voces, cristos que se nombraban muchas veces, redenciones, pecadores y palabras semejantes. Apenas distingo bultos de personas a unos diez metros de mi. Para que no me lo cuenten me acerco y estaban tres personas exorcizando a un anciano borracho que lo único que conocía del Nuevo Testamento era las bodas de Cana. 

Algunos de los que estaban observando aseguraban que habían visto salir al diablo y yo doblemente sorprendido por tal afirmación y por la buena vista que tenían los que lo habían visto salir pues no se veía nada hasta estar encima de los protagonistas.  Los cristianos no debían estar muy seguros de la salida del diablo porque no cejaban en su insistencia. Le llamaban a encontrar el buen camino, le abrazaban y cuando le soltaban se caía de la cogorza que llevaba. 
En esta oscuridad vieron salir al diablo
y redimieron al borracho.


Yo pensaba que hacía falta algo más que exorcismos para recuperar al borracho, pero tanta ha sido la insistencia que al final ha reaccionado, se ha puesto a llorar, a pedir perdón y a hacer propósito de enmienda. Los cristianos le abrazaban, le daban la bienvenida al mundo de Cristo y no paraban de decirle lo mucho que le querían.


Debo confesar que si me emborracho creo que no estoy preparado para esto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario