lunes, 26 de diciembre de 2011

Viajes diarios

Es bastante común escuchar eso de "te vas al extranjero y no conoces lo de aquí". No hay que conocer nada. Las preferencias las elige uno mismo, porque en el viaje hay mucho más que conocimiento de lugares. Personas, aventura, incertidumbre, soledad, compañía, imprevistos, decisiones, desprotección,... son algunas de las muchas cosas que te brinda un viaje.
Aunque también es cierto que no hace falta irse muy lejos para viajar. Los del trip, viajaban, o viajan con LSD. Con la imaginación se pueden hacer viajes únicos, propios con quien quieras y como quieras. Ver pasar tu universo delante de tus ojos abiertos y soñadores es una experiencia única.
Hay otros viajes. Casi diariamente viajo. Veo una imagen remota en televisión y le digo a mi hija, "ahí iré yo" y a continuación vuelo por esos paisajes, nado por esos ríos, me meto entre manadas de elefantes, espero a los ñús a su paso por el río Mara en el Serengeti y remonto el vuelo con un cóndor.
Einstein es mi compañero de vivencias en la República de Balde. 
Juntos vivimos y morimos diariamente en  Balde
Todavía hay más viajes. He conocido a gente que diariamente con un esfuerzo tremendo inicia varios viajes desde el sofá hasta la nevera. Son esos que esperan al uno de enero para reformar su vida y luego tienen la amnesia justa para llegar al día dos y tener la desgracia de esperar otro año más, otro primero de enero, para comenzar sus propósitos.
Yo casi todos los días viajo físicamente a la República de Balde.
Soy poco republicano, nada monárquico, pero casi diariamente me salgo de la monarquía española para adentrarme en la República de Balde. Es un pequeño espacio que no tiene límites, donde todo cabe y todo es poco. Allí trabajo en balde, pienso en balde, paseo en balde, filosofo en balde y diariamente muero un poco en balde.

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