Me gusta ser viajero. No me importa ser confundido con un turista. No soy purista en nada. Soy ecléctico y puedo cambiar de pensamiento en el momento en el que otra persona me hace ver que lo suyo es mejor. Como mi amigo José Luis Pueyo, al fin sólo soy un aprendiz de viajero.
jueves, 11 de julio de 2024
Albania. Los espectáculos. Mayo 2024.
Ya he comentado que diariamente había dos o tres espectáculos culturales en la Reja. Algunos días cuando volvía a casa me encontraba con otra actuación musical en un parque próximo, otros en la plaza Skanderbeg, otros en el otro extremo de la plaza donde está la universidad. A mitad de camino había otros actos culturales en la Pirámide, de la que imagino que escribiré. Música clásica en el teatro de la Ópera y en un parque enorme. Me quedé sorprendido de la enorme cantidad de actividades, la mayoría gratuitas, a las que podía asistir, pero aún me sorprendió más que resulta casi imposible encontrarlas en internet. Tienes que saber de su existencia, por un cartel o por algún comentario y para recabar información debes buscarlo en actitud detectivesca con pobres o nulos resultados. Un informante turístico con el que estuve varios días, al que iba a solicitarle información concreta, acababa por ser informado porque no tenía prácticamente nada y a pesar de moverse en albanés en internet tampoco podía encontrar casi nada. En el teatro de la Ópera estaba anunciada Madama Butterfly y no se podía encontrar apenas nada más de información. El boleto de entrada había que ir a comprarlo presencialmente al teatro y una señorita te daba a elegir el asiento dentro de un folio donde iba tachando los elegidos con un bolígrafo. En mi caso se equivocó y cuando fui a ocupar mi butaca ya estaba ocupada, había tachado dos veces el mismo espacio o se le olvidó una.
También son muy dados a vallar los espectáculos aunque el acceso sea gratuito. Uno de los espectáculos programados era el Festival de Color. Cañones con pintura de todos los colores, papeles con colores y música en la enorme plaza de Skanderbeg. No había que pagar entrada, pues vallaron toda la plaza, 4 hectáreas, y había que pasar por los lugares por donde habían puesto accesos.
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